miércoles, 28 de mayo de 2008

Loco de Amor (3er. giro)

(viene del 22 de mayo)
Comienza a caminar por el jardín, mirando al cielo y las palmas de sus manos, alternadamente. Su paso es lento y evita los canteros con flores. Una lágrima lucha por liberarse pero pestañea fuerte a cada instante.
- ¿Qué le habrán hecho mis manos? ¿Qué le habrán hecho, para dejarme en el pecho tanto dolor?
Coco ingresa a su cocina, dejando la puerta de calle abierta. A través de los postigos entreabiertos lo observa en tanto calienta el agua del mate.
No deja de sentir cierta pena por este hombre que apenas conoce, en medio de su desesperación. “Si esto es locura...” piensa “...lo compadezco”.
Pero ¿exactamente qué lo ha hecho caer por su patio a “soltar las penas”? Siempre fue un enigma (para todo el pueblo).
Sale con la pava y el mate “ensillado” al porche y Norberto, esbozando una pequeña sonrisa, está palmeando la espalda de “Solapa”, que no ha dejado de hablar de este amor de quien sabe cuando, mirando al vacío (como desde que inició estas declaraciones).
- Quiero emborrachar mi corazón, para después poder brindar "por los fracasos del amor"... Nostalgias de escuchar su risa loca y sentir junto a mi boca como un fuego su respiración. Angustia de sentirme abandonado y pensar que otro a su lado... –el loco detiene sus palabras abruptamente.
Aprieta sus dientes antes de continuar; su rostro toma otra tonalidad.
–¡Hermano! Yo no quiero rebajarme, ni pedirle, ni llorarle, ni decirle que no puedo más vivir... Desde mi triste soledad vi caer las rosas muertas de mi juventud. ¡¡¡Quise con ternura, y el amor me devoró de atrás hasta el riñón. Se rió de mi abrazo y ahí nomás me hundió todo el arpón!!!
- Don Irineo! –Coco quiere hacer que “baje un poco a Tierra” –tómese un “matungo” y va a ver que todo mejora! Si se fue, ya va a volver, sin que la llamen!
Su amigo gesticula a espaldas de “Solapa” intentando hacerlo callar, suponiendo que esas palabras harán enmudecer al loco. Se equivoca:
- Volvió una noche, no la esperaba, había en su rostro tanta ansiedad que tuve pena de recordarle lo que he sufrido con su impiedad.
- Y??? ¿Qué hizo? –interroga Norberto con ansiedad poco simulada.
- Volvió esa noche, nunca la olvido, con la mirada triste y sin luz. Y tuve miedo de aquel espectro que fue locura en mi juventud. Igual tenía que decirle algo que traía guardado por tanto tiempo...
Una novela en vivo es lo que están experimentando los vecinos de siempre. Tantos años observando pasar a este hombre, hablando de él y hoy están en primera fila conociendo su verdad.
Mastandrea continúa elevando el volumen de su voz, pronunciando algunas arrugas de su frente:
- Yo te di un hogar... ¡Siempre fui pobre, pero yo te di un hogar! Se me gastaron las sonrisas de luchar, luchando para ti, sangrando para ti... Luego la verdad, que es restregarse con arena el paladar y ahogarse sin poder gritar. Me he quedado como un pájaro sin nido, como un niño abandonado, con mis penas que se agarran como garras y desgarran a mi corazón.
El loco la está viendo.
- Entonces apareces tú, vendiendo el último jirón de juventud, cargándome otra vez la cruz -¡fue culpa del amor!- ¡Dan ganas de balearse en un rincón!
La pava reposa en el piso de baldosas “vainilla”.
- Se fue en silencio, sin un reproche –recuerda cabizbajo-
busqué un espejo y me quise mirar. Había en mi frente tantos inviernos que también ella tuvo piedad. Nunca más volvió, nunca más la vi, nunca más su voz nombró mi nombre junto a mí... esa misma voz que dijo: "¡Adiós!".
¿Porqué me enseñaron a amar, si es volcar sin sentido los sueños al mar? Si el amor, es un viejo enemigo y enciende castigos y enseña a llorar... Yo pregunto: ¿porqué? ¡Sí!, ¿porqué me enseñaron a amar, si al amarla mataba mi amor?
Toma asiento.
Se cruza de brazos y mira fijamente los cordones de sus zapatos. El dolor en su rostro es claramente visible. Se muerde suavemente el labio inferior.
Los muchachos se solidarizan con este compadre que apenas conocen, pero que está afectado por el dolor que provoca el abandono y el amor por una dama. En realidad no saben como aliviarlo y es Coco el que insiste con el mate, como si tomándolo se lograran diluir las penas.
El loco Mastandrea acepta, en silencio. Retoman la “rueda” e intentan hablar de temas poco importantes. Breves instantes de silencio, como intentando resguardarlo de sus pensamientos.
Pero el personaje “vive” en los recuerdos:
- Pensando siempre en lo mismo me abismo y aunque quiera arrancarla, desecharla y olvidarla la recuerdo más.
Enérgicamente se pone de pie y comienza a silbar. Tiende su mano, obligando a Norberto y a Coco a responder al ademán de saludo. El silbido nunca se detiene; al apretar sus manos los mira fijamente a los ojos y pestañea frunciendo suavemente el ceño, brindando cierta complicidad al hacer también una leve sonrisa.
Se va caminando con paso tranquilo hasta la tranquerita de madera que da a la calle, la cual abre y cierra ceremonialmente. No mira atrás. Ya no silba, ahora canta:
“Y mañana, cuando seas descolado mueble viejo y no tengas esperanzas en tu pobre corazón, si precisás una ayuda, si te hace falta un consejo, acordate de este amigo que ha de jugarse el pellejo pa'ayudarte en lo que pueda cuando llegue la ocasión...”.
Cruza la calle, silbando un par de compaces y desde la vereda de enfrente, sin detener su marcha, llega:
“Cada vez que me recuerdes tu pensamiento me besará y cuando el fin de tu vida llegue junto a tu vida me sentirás...”.
No se hizo comentario alguno en el “mano a mano” de los vecinos, luego de la partida de Mastandrea. Cada uno lo “masticó” a su manera.
Desde aquel día Roberto y Coco suelen recibir la visita de Don Irineo Mastandrea, con quien principalmente, debaten acerca de grandes compositores y autores de nuestra música. Nunca más se ha tocado el tema “amor y desengaño”. Para eso están los tangos.


Gloriosa Banda de Sonido Recomendada:

Yira yira
Música: Enrique Santos Discépolo
Letra: Enrique Santos Discépolo
María
Música: Aníbal Troilo
Letra: Cátulo Castillo

Naranjo en flor
Música: Virgilio Expósito
Letra: Homero Expósito
Canción desesperada
Música: Enrique Santos Discépolo
Letra: Enrique Santos Discépolo
Cristal
Música: Mariano Mores
Letra: José María Contursi

Gricel
Música: Mariano Mores
Letra: José María Contursi

Malevaje
Música: Juan de Dios Filiberto
Letra: Enrique Santos Discépolo
La luz de un fósforo
Música: Alberto Suárez Villanueva
Letra: Enrique Cadícamo

Nostalgias
Música: Juan Carlos Cobián
Letra: Enrique Cadícamo

Desencuentro
Música: Aníbal Troilo
Letra: Cátulo Castillo

Volvió una noche
Música: Carlos Gardel
Letra: Alfredo Le Pera

Afiches
Música: Atilio Stampone
Letra: Homero Expósito
Niebla del Riachuelo
Música: Juan Carlos Cobián
Letra: Enrique Cadícamo
Garúa
Música: Aníbal Troilo
Letra: Enrique Cadícamo

Cada vez que me recuerdes
Música: Mariano Mores
Letra: José María Contursi

Mano a mano
Música: Carlos Gardel / José Razzano
Letra: Celedonio Flores

Garras
Música: Aníbal Troilo
Letra: José María Contursi


EXTRA: Todos estos tangos, en el decir de Roberto, el “Polaco” Goyeneche. Salud por los maestros! (sepan disculpar la insolencia de este hurto)

viernes, 23 de mayo de 2008

jueves, 22 de mayo de 2008

Loco de Amor (2do. giro)

(viene del día 29 de abril)

Corre una suave brisa que hace parpadear al visitante, quien se agacha a olfatear un jazmín. Sin dejar de observarlo, pregunta:
- Los señores... ¿conocen a “La Negra” Rosello? –y se incorpora, tomando una pose correctamente erguida.
Tanto Norberto como Coco no salen de su sorpresa. Cada uno de ellos imagina lo que puede estar pensando el otro. Pero los reflejos de Norberto responden (no puede dejar pasar la oportunidad de saber algo de esta persona):
- ¿Y a qué viene la pregunta, Don...
- Mastandrea. Irineo Mastandrea, para servirle –haciendo un ademán algo anticuado hoy en día
–Les pregunto porque hace mucho los veo acá, en el barrio y me han inspirado alguna confianza.
- Pero mire lo que son las cosas, Mastandrea. Nosotros no conocemos mucho de su vida, y comentábamos eso justamente!
- Je... al mundo nada le importa... ¡Yira!... ¡Yira!...
Se produce un silencio que trae a los amigos más incógnitas. Prosigue el loco:
- Aunque te quiebre la vida, aunque te muerda un dolor, no esperes nunca una ayuda, ni una mano, ni un favor.
Coco permanece en silencio, observando cada movida que les ofrece este personaje que se está dando a conocer así como así.
- Vea, Don. Por mi parte le digo que nunca escuché hablar de esa señora... ¿Cuál es su nombre de pila?
- Acaso se llamara solamente María..! No sé si era el eco de una vieja canción, pero hace mucho, mucho, ella fue hondamente mía sobre un paisaje triste, desmayado de amor...
En medio de un gran esfuerzo por no reír, Norberto mira de soslayo a su amigo y le pregunta por esa mujer, para salir del paso.
- mmm... –piensa Coco – La verdad que no me suena... Tengo buena memoria pero... tal vez se ha mudado?
- Era más blanda que el agua, que el agua blanda, era más fresca que el río, naranjo en flor. Y en esa calle de estío, calle perdida, dejó un pedazo de vida y se marchó...–. Mastandrea enmudece y su mirada se nubla. Una mueca triste se aloja en sus labios.
Las palabras que utiliza este fulano les son familiares a los vecinos y “leen” en sus modos la tonalidad musical. En un rápido cruce de miradas firman la complicidad.
- Se ve que es importante esta muchacha en su vida –tira un anzuelo Coco.
Norberto ya no sonríe. Presta especial atención. El visitante reanuda su “declaración”; la voz ahora expresa una gran angustia.
- ¡Soy una canción desesperada...! ¡Hoja enloquecida en el turbión..! Por tu amor, mi fe desorientada se hundió, destrozando mi corazón. Dentro de mí mismo me he perdido, ciego de llorar una ilusión... ¡Soy una pregunta empecinada, que grita su dolor y tu traición..! –bajando sus párpados y apretando los puños cerrados contra su pecho, en una expresión exagerada a la mirada de sus interlocutores.
La suave brisa ha mutado a una ventisca fresca; hace que todos lentamente busquen refugio bajo el porche.
El dueño de casa invita a los otros a sentarse en las sillas que ha traído rápidamente, temiendo perder algún detalle. Sopla las brasas: -Y... las penas de amor... son ásperas.
Mastandrea se acomoda en una sillita de madera de tres patas. Es algo graciosa su imagen, de hombre mayor pero bien erguido (y trajeado) sobre ese descanso. Su voz se escucha despejada, pero entonada en la tristeza:
- Tengo el corazón hecho pedazos, rota mi emoción en este día... Noches y más noches sin descanso y esta desazón del alma mía... ¡Cuántos, cuántos años han pasado, grises mis cabellos y mi vida! Loco... casi muerto... destrozado, con mi espíritu amarrado a nuestra juventud.
- Ah! –retorna atropellando, Norberto –Entonces esto no es de ahora! Digo, lo que le pasa con esta dama...
- No debí pensar jamás en lograr su corazón y sin embargo la busqué hasta que un día la encontré –suspirando –
La vi pasar, tangueando altanera con un compás tan hondo y sensual, que no fue más que verla y perder la fe, el coraje, el ansia 'e guapear...
- Paaah... –sonriendo Norberto lo interrumpe, restregándose las manos– ¡Qué pedazo de señora ha de ser! ¿No? Porque me la imagino...
- ...La luz de un fósforo fue nuestro amor pasajero –el loco no se detiene y el comentario queda en el olvido. Su mirada está perdida en un punto que solo él ve (para los otros dos sus ojos están en una canaleta de la casa) –
Duró tan poco... lo sé... como el fulgor que da un lucero... La luz de un fósforo fue, nada más, nuestro idilio. Otra ilusión que se va del corazón y que no vuelve más...

Banda de Sonido Recomendada: a detallar en el 3er. giro de esta…


martes, 20 de mayo de 2008

Somnolencia

Bostezó. Otra vez.
Sus ojos merodearon por la habitación, a modo de anestesia para ese ardor que los circundaba. Algunas lágrimas posteriores al bostezo corrieron por las pestañas inferiores y desaparecieron, para dar lugar a las sucesoras.
Una gran somnolencia impedía que él se expresara adecuadamente. En realidad era algo torpe en sus decires, pero esta vez la dosis de tontera era superior.
Sus párpados se movían lentamente (como las ideas) y de tanto en tanto se restregaba la cara con ambas manos.
Deseó escribir... y no confió en su imaginación.
Deseó retomar la guitarra... (tendría que lograr nuevamente los callos extremos) la tocata del domingo lo entusiasmó hacia futuras creaciones.
Deseó dibujar... y tampoco confió en su imaginación.
Se sintió anulado.
Toda la mañana parado, en su trabajo, enterrando sus dedos en el dinero ajeno (tarea que no le era habitual) lo había cansado.
Ahora sus piernas clamaban por una pausa, afectadas tal vez por la tensión que bajara en su momento. Se manifestaba en mínimas puntadas (insignificantes) que llegaban de a miles, principalmente a los pies.
Por su cabeza se paseaba un "dolorcete"; seguramente nacido del sueño y el cansancio general.
La siesta había sido atroz. Le afectaba el “nuevo horario de invierno” en su trabajo de la tarde, ya que acortaba media hora de descanso entre aquel y el matutino.
Sintió unas muy convincentes ganas de orinar pero la pereza pudo más y lo mantuvo adherido a la silla. Además, el convite a un mate y unas masitas dulces eran más convincentes aun.
Los minutos pasaban.
Regresó al escrito.
Se esforzó por llevar cerebro, corazón y dedos hacia algo decente... pero no llegó a otra cosa que esta porquería que acabás de leer. ¡¡¡Me viá'reventá un siesto que bueno bueno!!!

Recommended Soundtrack: "Sweet Dreams", Eurythmiths (o la versión del hermano de Annie Lennox, Marilyn Manson).

martes, 13 de mayo de 2008

Respiro







Empfohlene Gesunde Spur: "Intro" y "Kabinett Der Sinne", Lacrimosa (Album "Inferno")






jueves, 8 de mayo de 2008

La mesa

(más Manco que nunca... y Cretino también)

-¡Amar a conveniencia! –dijo Enrique. –Esa es la que va.
-¿Cómo es eso? –solo preguntó Larsen, aunque lo otros tres se acomodaron en sus sillas y se arrimaron un poco a la mesa del café.
-¡Claro! –comenzó con la respuesta Enrique, fingiendo una voz animada –Amar es dejar todo como está, más o menos. Que nada se mueva mucho, que no se vea afectado el equilibrio que nos mantiene parados sobre esta tierra... a pesar de la miseria que seguramente arremeterá desde la oscuridad...
-¡Pará, pará, pará! –lo detuvo Pancho –Con eso me estás diciendo que a vos te interesa la mina. Pero, si estar con ella implica grandes cambios en tu vida... la dejas pasar?
-Aha. Me resigno a ser un miserable que no tambalea cual botella de ginebra en la estantería del bar ante pelea de borrachos.
Mito observaba las expresiones de Enrique al confesar sus sentimientos. Sintió un repentino disgusto por lo que oía y veía en aquel momento.
El observado prosiguió, arrugando el entrecejo y bajando la mirada.
-Voy a dejar que todos mis sentimientos sean reprimidos por la realidad que vivo, y disfrutaré de los confites de colores que me dan las breves comunicaciones siderales que tengo con esta niña fatal.
-Muy poético lo tuyo, pero... ¿y la mina? ¿Qué le queda? –la siguió Pancho -¡La estás jodiendo a ella, boludo!
-... qué se yo. Tiene que seguir con su vida entonces: no soy para ella –dijo llevándose a la boca lo último del cortado que se había enfriado hacía buen rato.
Sus ojos se perdieron por la ventana que daba a la plaza.

Así quedó unos instantes, y agregó:
-Mi memoria repasará las fotos de días increíbles. El álbum se irá deshojando hasta permanecer en él solo las imágenes más fuertes y mejor adheridas...
-Y bue’... Son las cosas del corazón, “Narosqui” –tiró a la mesa El Mudo.
-Pfff –resopló Mito -Corazón... Órgano estúpido! Su mejor perfil es frito, con cebollita...
Todas las miradas se instalaron en el renegado. Sorprendente que justamente él hablara de sentimientos ó del órgano que más los representa, al menos.
-¿Y a vos que te pasa ahora? –lo interrogó Larsen.
-A mí no me pasa nada... ¿y a vos? –ladró levantando la guardia.
Y prosiguió, apretando los dientes a cada palabra que emitía: –¿Cómo es posible que durante el idilio la idiotez nos envuelva de semejante forma y después, al llegar el hielo, nuestro poder de razonamiento (totalmente opuesto) nos hace ver todo taaaaan claro... ¿¡Tan claro qué!? –y golpeó la mesa a mano abierta.
Los muchachos atajaron alguna tacita y la botella de cerveza que tambaleaba.
-¿Acaso nos avivamos así como así? Si no somos más que una manga de giles a los que nos pasan cosas y la mayoría de las veces ni sabemos cómo carajo reaccionar. Nadie la tiene tan clara, loco; si no, no existiría el tan mentado “Mal de Amor”, la reputa madre!!!
Se cruzó de brazos y enmudeció.
Enrique no perdió ninguna de las palabras que dijo Mito. Jugueteó con la cucharita en el cenicero. Y volvió a hablar:
-Tal vez no lo diría así, pero... andás cerca. Creo que tenés razón, che.
Reavivando las brasas de su propio discurso, Mito redefinió:
-...ja! Mal de Amor... ¡Otra pelotudez! ¡¡¡En esta vida, hay que ser cura o hijo de puta!!!
Se levantó, dejó un billete de 5 pesos bajo el chop y se dirigió hacia la puerta de salida, sin despedirse.
Lo siguió Enrique: -¡Esperame, che!

Patearon juntos la avenida unas cuantas cuadras.
En el café, El Mudo dijo: -Muchachos, estoy saliendo con una mina casada.

Soundtrack Recommended: "Creep", Radiohead.

miércoles, 7 de mayo de 2008

SABARAIRA

¡¡¡Sabaraiiiiiraaaaaaaaaaaa!!!


Palabra, rezo o grito simplemente, que este Cretino (Manco) utiliza en ocasiones donde surge:

Amor
Guerra
Tristeza
Ternura
Odio
Recuerdos
Alegría
Dolor
Melancolía
Bronca
Felicidad
Torpeza
Gozo
Escozor
Gratitud
Todo / Nada
e infinidad de etcs. que lo ameriten.


Banda de Sonido Recomendada: mi voz, en el tono correspondiente (aunque siempre ardiente).

martes, 6 de mayo de 2008

Ella / Eso - Cuota Nº 7 (¿+?)

EL ENCUENTRO DE ÁNGEL CON LA "GRANDIOSA" DORA EN EL PASILLO DE SU DEPARTAMENTO LO ATURDIÓ.
¿SIGUEN LAS OPORTUNIDADES PARA ESTE GIL? (viene del 25/04/08)


Mi desempeño como repositor, según mi supervisor “deja mucho que desear”. Entiendo que las medias y las bombachas no son lo mismo, pero de ahí a despedirme...
Por suerte enero trajo una avalancha de trabajos veraniegos por emprender. El primero que conseguí fue de vendedor ambulante de helados artesanales para una fábrica marplatense con recorrido fijo por la costanera; ¡nunca comí tanto helado, y menos observando las diferentes especies de la fauna veraniega!
En una de esas tortuosas recorridas, recibiendo el “cariño” de grandes y niños especialmente, la volví a ver. Fue un miércoles, cuatro de la tarde.
Terminaba de cobrarle a una abuela que le compró un “heladito” a cada uno de sus 16 nietitos y ordenaba el cambio cuando escuché un bocinazo particular.
No tiene nada de particular que se escuche uno en una ciudad balnearia, en plena costanera y en pleno verano. Pero este era tremendo: era como la carcajada de un lechón (¿?). Lo sentí a mis espaldas, viniendo de la vereda de enfrente a la que me encontraba. Supuse que podría tratarse de uno de esos muchachones que invierten más que su vida en esos vehículos ultra super hiper grandiosos, como las terribles 4x4 patonas.
No. No era nada de eso, pues busqué con mi mejor vista de lince encandilado y no la encontré. Ni una camionetona, ni un camión, ni una Chevy... nada tan grueso, digamos. Sí me encontré con un 4L de lujo, saliendo de una cochera.
Evidentemente el conductor tendría algún tipo de problema con los transeúntes, ya que en todo el trayecto de salida no paró en ningún momento de ladrar con el autito, que a pesar de su discreta corpulencia, inspiraba respeto, haciendo que corrieran en diversas direcciones.
De base, era negro. Contraste punzante hacían las llantas amarillas y las lenguas de ¿fuego? verde esmeralda pintadas en las puertas y el capot. Por allí nomás se estacionó y sorpresa grande fue la mía al ver que de su interior salía... Dora.
-¡A la perinola! ¡Qué tutú tiene la rubia! –pensé. Pero inmediatamente recordé el suceso del pasillo y sentí el calor (extra) en mis mejillas. Si, había sido vergonzoso; no sabía como encarar otra conversación... Pero eso lo solucionó la grandota.
Cuando me disponía a escapar al son de mis ofertas heladas siento su vozarrón desde el portón del garaje.
-Che, pibe! Vení para acá!! –ordenó sargenta. (“...aia... ¿cómo... le...?”) Al ver que no reaccionaba como el más vendedor se encaminó hacia mí (“...¿Y si me escapo?... COBARDE!... Sí ¿y qué?... Yo me voy... NO, es tu oportunidad NO TE VAYAS Y ENCARALA!!!...).
Ya no sabía que hacer y me disponía a... pero llegó a mi lado (“...upss... tengo chucho... ¡esta mujerona me da miedito!...”).
-¿Sos sordo, vos? ¿No me escuchaste? ¿Eh? ¡Contestá, vendedor del submundo! –me punzó al oído –Igual... a ver, dame tres palitos de limón, que tengo una calor...!! (“..¡No me reconoció!.. ¡Estoy salvado!..”).
Un poco de alivio sentí, claro, pero no quería levantar la vista de mis tristes heladitos. Algo ayudaba la gorrita blanca que mi jefe había tenido la bondad de adelantarme hasta que cobrara la primer quincena (de donde la descontaría).
-Así que sos heladero vos? (“...creo que NO estoy salvado...”) –me fusiló. Mi primer sensación fue de espanto. ¿Cómo podía hablar con esta muchacha que había causado un no se qué en mi no se donde?
En tanto (microsegundos) yo divagaba sobre estas cuestiones, ella absorbió el primer palito, mientras me pagaba. El segundo lo masticó cuando recibía los $2,75 de vuelto. El tercero lo abrió cuando me dijo: -Vos si que sos raro, Ángel... (“...¡recuerda mi nombre?...”).


Recommended Soundtrack: "Roxette", Dr. Feelgood.

lunes, 5 de mayo de 2008

¿En búsqueda?


Recommended Soundtrack: "Ascension", Anathema.